Nos encontramos en la recta final de este año, y una de las fechas, que aún a pesar de no ser nacional, ya es conocida de manera popular por todos, es el día de acción de gracias o “Thanksgiving”; esta fecha se celebra el último jueves de noviembre, y es catalogada como una de las más importantes del calendario estadounidense.
Nosotros debemos vivir en una continua acción de gracias, así como lo expresa la palabra en 1Tesalonicenses 5:18 “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Pese a no ser una celebración propia, sí podemos aprender varias cosas que bien aplicadas a nuestra vida diaria, se convertirán en herramientas muy útiles en nuestro caminar con Cristo.
La palabra de Dios nos enseña que debemos dar gracias al Señor siempre, en todo y por todo, y que nuestras peticiones deben ir acompañadas de acciones de gracias. Pero, hay personas que tratan de lograr ese acceso a Dios utilizando diferentes medios, pero tristemente no lo logran. La gratitud es clave para desatar el poder sobrenatural de Dios, ya que, a través de ella, podemos edificar el trono para que el Señor haga habitación en nuestros corazones.
La creencia popular del “día de acción de gracias” se remonta al año 1621, cuando los primeros colonos ingleses en América del Norte se reunieron para celebrar su primera cosecha y dar gracias a Dios. En esa celebración en Plymouth aparecieron unos indios Wampanoag que comieron y bebieron junto a los colonos, eso es lo que cuenta la historia, pero nosotros vemos en el Salmo 100, una exhortación a la gratitud, es decir, lo conocemos como el salmo de acción de gracias, por lo cual no se debe tomar como un solo día sino como una actitud diaria. Qué bendición poder tener el agradecimiento como el centro de culto a Dios, esa es la razón por la cual nos acercamos al Padre, para conocerlo, pero no lo hacemos únicamente como un simple conocimiento intelectual, sino para tener una experiencia de profunda intimidad.
Te invitamos a realizar a diario, actos de agradecimiento, entrar a la presencia de Dios con una actitud de adoración, con gozo y alegría, con acción de gracias por las bondades de Dios. “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre” (Salmo 100:4).
Esa debe ser la actitud correcta al venir a la casa de Dios.